XX
Al mirar, alta y sola,
a la alondra en el aire,
¿estoy volando en ella
o su aleteo invento?
¿O me enciende los ojos
ella, con su luz clara,
e imagina la imagen
que a contemplar me invita?
Pues mirarla no es
ver, en función de espejo,
lo que ante su cristal
el acaso provoca;
ni lo mirado es
ajeno a la mirada,
pues el azar, sin ella,
no es el ave en su aire:
como no es río el agua,
sino su movimiento,
ni un milagro esa alondra,
sino el estarla viendo.
Ángel Crespo