AL MEDIODÍA
(Despierto del todo)
Bendigo las articulaciones de mis manos,
que no son como pezuñas,
porque pueden acariciarte.
Y la piel tan fina de mis labios,
porque mi sangre está más cerca de la tuya cuando te beso.
Y bendigo tu pelo largo,
porque cuando lo levanto como un ala
tu cuello es más sensible a mis alientos
y más suave descansa sobre mi brazo
durante los largos reposos.
Manuel Altolaguirre