MI HIJO MUERTO
Aquella intimidad,
aquel silencio,
cuando todo era amor
sin libertad posible,
cuando te confundías con su carne
en caricia total y prolongada,
existen en la muerte
ahora que te confundes con la tierra.
Este silencio íntimo
en otra nueva madre,
que no te dará al frío
ni a la luz de la vida,
será más prolongado,
no terminará nunca.
En este seno estéril
quisieras desnacerte,
reintegrarte a los ríos,
volver a ser mi sangre.
Te veo en fuga de ti,
huyendo disgregado
en todas direcciones.
Huyes de tu unidad.
Sólo yo te concentro.
Manuel Altolaguirre