SONETO EN ELOGIO DEL SENTIMIENTO MÍSTICO
Árboles que tenéis corteza dura,
insensible a la yedra trepadora,
de terrestres amores defensora,
mostráis en cambio vegetal ternura
en los últimos brotes que, en la altura
del cielo, abren los labios de su flora
a la amorosa luz que en esta hora
derrama en ellos toda la hermosura.
Así los hombres tengan como escudo
una insensible piel a las bajezas
de amor que ofenden ese noble empeño
con que alcanzar la cumbre, del bien pudo
aquel que, haciendo alarde de cortezas,
abrió sus flores a un celeste dueño.
Manuel Altolaguirre