A GUILLERMO VALENCIA, SEÑOR DE BELALCÁZAR
Esos tus cuatro niños: Yo no he visto mejor
cuarteto; ni tampoco más dulce primavera
que tu amor, —cielo, donde tu bella compañera
es una estrella fija de poemas en flor.
Navega en los silencios del Castillo Interior
tu «manoir»: los paisajes dormidos en la austera
gracia del Cauca, vibran cuando vibra la noguera
del Puracé. Valencia, poeta cazador,
dueño de libros raros, y mejor todavía,
dueño de un hogar noble, dice tu poesía
del libro las penumbras, del amor la visión:
Ella y los cuatro niños: por eso tus poemas,
en vez de ser oscuros temerosos problemas,
son árboles dichosos de suave promisión.
Azarías H. Pallais