Duermo, pájaro vivo, pájaro de Babilonia y pájaro vienés,
pájaro acunado en Siena,
pájaro de Las Californias, duermo,
y la poesía huye de mí como de una frase acabada.
Duermo,
pájaro,
sábana,
palabra esdrújula,
para acabar con los venenos raros,
y así mira el espíritu de la avispa,
llora la plaga de mi cerebro y sus costumbres de ameba,
siente por mí el sabor de la impaciencia y di los tactos tristes que eran míos,
araña y roza, desde la niña antigua,
todo lo que soñé hasta la dicha de la muerte.
Blanca Andreu
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