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A FRAY LUIS DE LEÓN

«But when the intervals of darkness come, as come
they must; when the sun is hid and the stars withdraw
their shining, we repair to the lamps which were
kindled by their ray, to guide our steps to the Bast
again, where the dawn is.»

Emerson

Como celeste canto
Resuena tu inspirada poesía,
Y asciende en vuelo santo.
Y su alta melodía
Limpias ondas de amor al alma envía.

Vibra tu grande acento,
No en el hervor de popular tumulto,
Do el que hoy oye el concento
De fervoroso culto
Blanco es mañana de candente insulto;

Sino en la sacra esfera
Donde gloriosa la virtud fulgura,
Y en tibia primavera
Aura de virtud pura
Besa y abre la flor de la hermosura.

Tu voz, sin pompa vana,
Adulación sonora del sentido,
Se lanza dulce y llana
En el alma, sin ruido,
Cual ave amante en el oculto nido.

Rompió en un nuevo oriente
La hermosa lumbre de la edad pagana,
Y aquel ritmo potente,
Aquella gracia arcana
Se derramó en tu mente soberana.

Mas la antigua hermosura
En tu sublime fe, en tu ardiente celo
Fundió su esencia pura,
Y con místico anhelo
Voló, serena y encendida, al cielo;

Cual urna primorosa,
De nítido alabastro construida,
Se ostenta más hermosa,
Con más luciente vida,
Si de interno fulgor brilla encendida.

Tu numen vivifica
Naturaleza toda, y la levanta.
De nuevas gracias rica,
A ser la lira santa
Donde el Eterno sus grandezas canta.

Sus plácidos rumores,
Su mudo acento, su menor ruido,
Sus rayos tronadores,
Con profundo sentido,
Como divino son hieren tu oído.

Y el oloroso huerto
Que cultivas del monte en la ladera,
De bella flor
cubíerto,
Por secreta manera
Tu mente eleva a la celeste esfera.

Como aquel que vagando
Por hondo valle, más amigas siente
Las voces con que hablando
Está perennemente
Naturaleza en su callado ambiente;
Y la vista tendiendo
A la imperial dominadora cumbre,
Volar quiere, venciendo
La mortal pesadumbre,
Allá donde entrevé ríos de lumbre:

Tú así, en ansia constante
Por arrancarte a la terrena arcilla,
Ardes por la distante
Esfera sin mancilla
Donde la patria de las almas brilla.

¡Cuál de júbilo y pena
Sublime confusión te embebecía,
Cuando noche serena
Por la bóveda umbría
Resplandecientes lumbres extendía!

¡Oh cómo desplegaba
Tu purísima fe sus alas de oro!
¡Cómo en busca volaba
Del místico tesoro
De amor, que inflama el centellante coro!

Allí, en visión dichosa,
Celebra la región en que florece,
Perenne nardo y rosa;
Y el himno que la ofrece
Con blanca luz de gloria resplandece,

¡Mortal a quien fue dada
Alta contemplación de la ventura
Al mundo real velada;
Y ver, tras niebla oscura.
Limpia y radiante la sublime altura!

Huella el suelo tu planta,
Y la tierra te manda sus ruidos;
Mas tu alma se levanta,
Y pasea encendidos
Por entre eternos soles sus sentidos.

¡Oh, ven a mí, ven! Lleno
Me siento de tu amor, grande agustino:
Yo amo el fulgor sereno.
El raudal cristalino
De tu sencilla fe y candor divino.

Henchido de alto anhelo,
Hijo de una región joven y hermosa,
A quien romper el hielo
De la materia odiosa
Le falta sólo para ser dichosa;

A ti, que eres creencia.
Poesía, ideal, mi lengua aclama;
Y ansiando por la esencia
Que tu espíritu inflama.
Pongo mi corazón sobre tu llama.

1886

autógrafo

Calixto Oyuela


Calixto Oyuela

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