A UNA DAMA LLAMADA ANA
A nadie miráis señora
que si no le falta el seso,
no quede luego a la hora
de vuestros amores preso.
Que os hizo Dios soberano
tan hermosa y escogida
qu'es partido muy más sano
la muerte de vuestra mano
que d'otra mano la vida.
Y con tal conocimiento
después que yo triste os vi,
sin placer vivo contento,
pues que por vos lo perdí,
Y tengo por buena andanza
el dolor que se m'ordena:
que aunque me falte esperanza
harto es bienaventuranza
ser vos causa de mi pena.
Cristóbal de Castillejo