AUN CUANDO EL FULGOR...
Aun cuando el fulgor
de la azucena tiemble
en los confines
del universo, ella es
y yo soy en la mirada
Ser en la mirada
me condena
a la desdicha
de la no significancia
Despertar y ver mi vida
pasada sin darme cuenta
-dijo en un sollozo. Se
de que habla. Acunar sabiendo
no hay consuelo. Es
sabiduría aceptar
este dolor y que duela
menos No asirse
a escenas congeladas
y poder amar
a los que vienen,
poder homenajearnos
a nosotros mismos
hacia el misterio
en un río en cuyas aguas
no se remontan
ni se paran. Que hay
en el porvenir
sino esta tarea:
dejar ir a los que se ama,
dejarse ir. Verlos
caminar hacia el umbral
de la puerta de salida
y saber que nuestra sombra
se perfila allí
No perder la noción
de la belleza
a quien el vacio ataca
Es la bondad su borde
su memoria. Que es
bondad Algo que se hace
en el corazón por horror
de lo otro. Algo que une
lo desunido y da así
a la individualidad
que perece sentido
en la entereza que nombra
De mis hermanos
antiguos retomo en mi
su presencia sobre la tierra
Enlazada a las formas vivas
que conozco y enlazada
a los ojos de humanos
cuya mirada alza
el mundo que reconozco
propio. No es esta
la tarea del otoño
Hallar sentido
a la disolución amando
las formas que vendrán
Darse a lo oscuro cuando aun
somos de la luz
Pasado el cenit
del verano incansable
sonar de las cigarras
que reclaman sino
su perpetuidad
Diana Bellessi