SANTIAGO 1
De la selva surgieron, fantasmales; corría
sobre las crines ásperas un soplo de pavura.
Era una cabalgata de fantasmagoría
que erizó de tormentas la espantada llanura.
Danza de los horrores, carga de la locura,
y delante de todos el caudillo venía:
rojos brazos abría la Cruz en su armadura,
pero él, limpio de sangre, blancos brazos abría.
La lucha, bajo el polvo se cobijó el estrago
—¡Santiago! —clamó el héroe y el contumaz —¡Santiago!—
el eco de la selva repitió en lo más hondo:
¡Santiago!... Eso fue todo: se extinguieron las llamas,
la calma fue y al fondo de mansos panoramas
pasó un asnillo tierno con un jinete blondo.
Andrés Eloy Blanco
1 Perfiles, Caracas, Nº 5, 1924, p. 5.