A PAUL VERLAINE
¿Qué fuiste? ¡Si tú mismo no sabes lo que fuiste!
Un loco o un vidente que llora, reza y canta
y a quien el hondo tedio sacó de la garganta
una canción extraña, libidinosa y triste.
¡Sentimental imbécil! Así cuando surgiste
te flagelaba el zoilo y tú con débil planta
ibas del Cristo exangüe junto del ara santa
y allí “de amor —gritabas— mi corazón heriste”.
De mártir y elegido marcábate el estigma;
glorioso y claudicante tu numen fue el enigma
que nos lanzó la esfinge de tu cerebro insano;
y así, sensual y puro, apóstata y creyente,
pasaste con un lauro sobre la calva frente,
con un rosario al cinto y un phallus en la mano.
Enrique González Martínez