¿RECUERDAS?
Las rosas del balcón eran celosas
novias bajo el agravio de la fina
ironía falaz de una vecina
que se ponía a reír de ciertas cosas.
Tu perdón desdeñoso fue a las rosas
y tus labios a mí. La muselina
de la suave penumbra vespertina
te envolvió en no sé qué ansias misteriosas.
Dijo el piano motivos pasionales,
al temblar tus magnolias pectorales
con miel de invitaciones al pecado
de tu posible ruego incomprendido
terminó la canción con un gemido
de alondra torturada en el teclado.
Evaristo Carriego