XXX
AL LICENCIADO JUAN AGUDO
No el tardo vuelo del infiel olvido
la llama apague de tu vuelo ardiente,
¡oh culto Agudo! cuya docta frente
honre sacro laurel de honor ceñido.
De la envidia tenaz enmudecido
halles jamás el venenoso diente;
que el estado más mísero doliente
es estar de sus leyes excluido.
Tu «Epitome», capaz de trompas ciento,
cante la fama en plecto armonioso.
Si hasta a tanto son tan poco aliento.
Y el paso de los siglos presuroso,
encadenado en tu elegante acento,
sea una vez al riesgo perezoso.
Francisco de Trillo y Figueroa