XL
A UNA MARIPOSA, QUE DANDO TORNOS DESDE UNA LUZ A LOS OJOS DE UNA DAMA CAYÓ EN UNA FUENTE DE AGUA Y SE AHOGÓ
Si ciega de una luz que tanto inflama,
huyes la gloria que en su ardor te espera,
o porque dudas cual será postrera,
o porque ignora términos o fama;
la pira undosa que tu suerte infama
lave esa culpa, y sea la vez primera
que ignores al morir, porque tu esfera
no era capaz de tan luciente llama.
Injustamente lleva el frágil viento
tus cobardes cenizas a la cumbre
que alto en reposo del ardiente día.
Nunca ese aplauso mereció tu aliento,
porque el crisol de tan divina lumbre
solamente mi amor lo merecía.
Francisco de Trillo y Figueroa