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Yo aquel que un tiempo con semblante ledo
ice sagrado. amor, de la huída,
mi libertad, que aún vive defendida,
rindo a tu imperio, aunque negarle puedo.
Que si temiendo amar cautivo quedo
en la pena mayor, que es la temida,
ni pierde libertad ni arriesga vida
quien pide al golpe no morir de miedo.
Y aunque no falta en mi valor lo fuerte,
amor, contra venganzas de tu aljaba
desde hoy tus armas vencedoras sigo.
Amando excusaré —no ya la muerte,
que el miedo de morir también la obraba—
la afrenta de morir sin enemigo.
Gabriel Bocángel