REDONDILLAS
A UNA MELANCOLÍA DE AMOR
Dama triste que en sufrir
sois tan valerosa y fuerte,
tened paciencia en vivir,
que no hay tan pesada muerte
como no poder morir.
La pena en vos vivirá,
y el contento morirá,
porque el ciego amor ordena
que sea inmortal la pena
por el sujeto en que está.
* * *
Mi corazón se arrepiente
de la empresa comenzada,
y quiere que le atormente,
más la libertad pasada
qu' el cautiverio presente.
Y aunque del dolor se guarde
no se llamará cobarde,
porque este arrepentimiento
no es porque vino el tormento,
sino porque vino tarde.
* * *
Y a tal extremo he llegado,
que vivo sin confianza
de remediar mi cuidado,
y no quiero la esperanza
por no mejorar de estado.
Mi alma esta pena elige,
y de contino la aflige
por una parte mi estrella,
y por otra parte aquélla
por quien mi estrella se rige.
* * *
Por el dolor que mantengo,
soy de mí propio homicida,
y a ser pelícano vengo,
que sustento con mi vida
los pensamientos que tengo.
En esta congoja brava,
la vida por ser esclava
de los males es querida,
y la muerte aborrecida
porque los males acaba.
Gaspar Aguilar