A UNA MARIPOSA.
SONETO
Hija del aire, nívea mariposa,
Que de luz y perfumes te embriagas,
Y del jazmín al amaranto vagas,
Como del lirio a la encendida rosa;
Tú que te meces cándida y dichosa
Sobre mil flores que volando halagas,
Y una caricia por tributo pagas
Desde la más humilde a la orgullosa;
Sigue, sigue feliz tu raudo vuelo,
Placer fugaz, no eterno, solicita,
Que la dicha sin fin solo es del cielo:
Fijar tu giro vagaroso evita,
Que la más bella flor que adorna el suelo
Brilla un momento y dóblase marchita.
1839
Gertrudis Gómez de Avellaneda