SONETO
AL DUQUE DE FRÍAS,
DESDE EL REAL SITIO DE S. ILDEFONSO, CONTESTANDO A OTRO QUE ME DIRIGIÓ.
Más me inspira tu voz, que en estos valles,
Montes un día y rústicos apriscos,
Los parques, los jardines y obeliscos,
Que guardan ninfas de marmóreos talles.
No me dará placer, mientras tú calles,
Que el raudal brote en espumantes discos;
Pues hace hermosos la amistad los riscos,
Y es en la soledad triste Versalles.
Si con mi voz el ruiseñor modula,
No entiende tonos la nadante carpa,
Y en vano el canto en derredor circula.
Pronto, cual nave que del puerto zarpa,
Vuela al Borbón-Edén, y entonces Tula
Un himno entonará pulsando el arpa.
Agosto de 1845
Gertrudis Gómez de Avellaneda
NOTA DE LA AUTORA: El único mérito de esta corta composición, si tiene alguno, consiste en guardar los mismos consonantes
dificilísimos usados por el Duque de Frías, y contestarle variando poco las palabras de su caprichoso soneto, que es el siguiente:
En esos hoy encantadores valles,
Montes un día y rústicos apriscos,
El cetro del poder abrió entre riscos
Parques floridos y frondosas calles.
Rocía a sus Ninfas los esbeltos talles.
Raudal brotando entre espumantes discos,
Por grupos bellos y altos obeliscos
Émulos de la pompa de Versalles.
Si en la enramada el ruiseñor modula
Festivo canto, y la nadante carpa
En clara fuente plácida circula.
Feliz, cual nave que ligera zarpa
Para tu isla natal, celebra ¡oh Tula!
Ese Borbón-Edén, pulsando tu arpa.