A UNA MUCHACHA ENOJADA
¡Ay muchacha! ¿Enfadada
Te muestras porque ha sido
Con violencia robada
Tu almíbar delicada?
La culpa no he tenido
Es toda de Cupido:
Él me dio atrevimiento
Para gustar tu aliento;
Mas hallé tal dulzura...
Tal, que si no temiera
Tu enojo, mi locura
Mil veces repitiera.
A ti está reservado
El darle su castigo,
Pues tanto te ha ultrajado;
No a mí; porque conmigo
El niño se ha portado
Como el más fino amigo.
Gaspar María de la Nava Álvarez, Conde de Noroña