A MIS AMIGOS MUERTOS
¡Ya, profundos amigos, coronados
estáis con una frígida diadema!
¡Ya tenéis en los dedos una gema
de sílice y metales oxidados!
¡Tendidos como púgiles cansados
en mustia playa donde el sol no quema,
haced que al mar en que soñáis no tema,
hondos amigos sin dolor amados!
¡Si os herí alguna vez o fui yo herido
por vosotros, sutúrese la herida!
¡Pronto estaré sereno, adormecido
sobre esa playa a la quietud unida!
¡De jazmín cineral también ceñido
y en los pulsos la Fuerza detenida!
Germán Pardo García