En leyendo, señor, vuestro soneto,
acabé de saber lo que creía
y afirmé la opinión en que os tenía
de honrado, virtuosos y de discreto;
mas he hallado en él sólo un defecto,
que no es por falta vuestra sino mía,
y es que a un alto decir se requería
igual con las palabras el sujeto;
mas tanto más ingenio en vos se muestra,
cuanto cosa más baja habéis alzado
con estilo delgado y elocuente;
y yo a la voluntad y virtud vuestra
quedo de corazón tan obligado
cuanto debo quedarlo justamente.
Hernando de Acuña