AL PUEBLO ARGENTINO
«Acatemos la ley» dijo el profeta.
Oyole el pueblo y recogió el consejo;
Y diole Mayo su inmortal reflejo,
Bronces el arte, cantos el poeta.
Un día aquella voz, ronca e inquieta.
Lanzó ese grito conocido y viejo
Que empaña de la ley el claro espejo,
Y la justicia a la pasión sujeta.
Mas el grito discorde y estridente
Que un momento turbó la paz serena,
fue muriendo, sin eco, lentamente.
¡Pueblo argentino! La doctrina es buena.
La seguiste y la paz orló tu frente;
Quien la aclamó y la holló, sufra la pena.
Jacinto Albístur