VIGILIA
Árbol soy, amor mío. Mis raíces
bajo tu sangre crecen.
Soy todas esas venas que en tu carne
luchan
y se retuercen.
Soy la raigambre toda de tu pueblo:
sus calles,
y sus niños,
y sus viernes.
Heme aquí sacudido, vigilando,
lleno de gajos verdes,
protegiendo tu alma con mi leños,
defendiendo tus besos con mis dientes,
sembrando este amor mío
como un ojo
encima de tu vida y de tu muerte.
Amanezco cantando y anochezco
todo lleno de heridas. Pero siempre,
en todo y sobre todo, soy un árbol
que te hunde raíces mientras duermes.
Y cuando sueño te derramo adentro
una baranda de arbolitos verdes.
Jorge Debravo