AL MAR CARIBE
«¿Aquí estás, a mis plantas, tembloroso,
tendida al ronco viento la melena
blanca y azul; tu aliento de coloso
alza hasta mí la movediza arena.
»Y te oigo respirar, monstruo gigante,
que a los siglos atado te estremeces
con estremecimientos de bacante.
»Ya que al fin a mis ojos apareces,
inmensamente triste,
con tus espumas níveas y tus olas
que de púrpura y oro el sol reviste,
voy a contarte mi secreto a solas?».
Así le dije al mar y con sentida
voz, le conté el desastre de mi vida.
Y al conocer mi negra desventura,
—«¡Hombre! —exclamó con dolorido acento—
Soy grande, pero más es su tormento;
soy hondo, pero más es tu amargura».
Y en el propio momento,
en que bajaba la tiniebla oscura
y yo... como un espectro me alejaba,
a merced de una ráfaga de viento,
me pareció que el monstruo sollozaba.
Julio Flórez