A GRECIA
No es la «neutralidad» lo que detiene
a tu rey en el único camino
salvador que seguir hoy le conviene
y que decidirá de tu destino.
No es tu existencia, no, lo que le importa
en este instante al frágil soberano
que tu presión y súplicas soporta
mientras el cetro tiembla entre su mano.
Es solamente un interés mezquino
el que lo aparta, mientras más arrecia
el inconmensurable torbellino.
¡Quién sabe! Acaso él mismo se desprecia,
pues lo cierto es que el pobre Constantino
¡ama más a su esposa... que a ti, Grecia!
Julio Flórez