ÁNIMO
En régimen continuo de entereza,
Imposibles los cálculos o embrollos,
No sabías contarte el dulce cuento
Que a tu propia figura complaciese,
Ni apenas atendías a tu ser,
Toda entregada a los que amaste mucho,
Bajo un mirar muy claro. Sonreías
Hasta en la voz.
Trascurre alguna hora.
Sin insistir sugieres desde un margen
Que es tuyo: perfilada, la ironía
Se insinúa pasando con un vuelo
Piadoso. Lees, lees. Al piano
Retornas y, sutil, leyendo aún
Descifras. No, no habrá.
Jorge Guillén