LA CORRIENTE DE CRISTAL
Agua limpia, clara, clara, clara,
tan limpia y tan clara que parece cristal,
tan clara y tan limpia que yo la deseara
convertida en la tela de un vestido nupcial.
¡Qué feliz la novia rubia que lo usara!
Tendría que ser buena, hermosa y virginal.
¿Se concibe nada más bello que agua clara
transformada en la tela de un vestido nupcial?
¡Qué pena que no haya en nuestro siglo, hadas!
Que se hayan concluido todas las encantadas
madrinas que creara la fábula oriental.
¡Yo quisiera un vestido hecho con agua clara!
¡Yo quisiera un vestido tal como lo soñara
mirando esa corriente que parece cristal!
Juana de Ibarbourou