SONETO IX
A la memoria de Garcilaso
Río, ¿dó está de Laso la divina
musa que un tiempo suspiraba amores;
la que tu verde sien ciñó de flores
y suspendió tu linfa cristalina?
A tu margen la alondra matutina
modula al son del agua sus loores,
y el dulce lamentar de dos pastores
resuena grato en la imperial colina.
Zagales de Aranjuez, que en lastimera
voz recordáis su muerte cada día,
vosotros los del Tajo en su ribera,
dejad ¡ay! que la humilde musa mía
dé flores a su cítara ligera
y tierno llanto a su ceniza fría.
1806
Juan Nicasio Gallego