LA JUVENTUD
¿No miráis, no miráis? se semeja
A la faja de chispas luciente
Que en la linfa de un río refleja
Cuando asoma la luna en oriente.
Y que a par de la luna en la Esfera
Todas van tremulantes y bellas
Sin temor ni recuerdo siquiera
De la sombra que viene tras ellas.
¿No miráis? Es el hombre que tiene
En el pecho la vida encerrada,
Y la tierra sagaz lo entretiene
Con su bella corteza dorada.
Ah, sí, sí, juventud, que cautiven
Vuestro pecho los goces del mundo:
Vuestros labios a tragos que liben
Dela vida el deleite fecundo.
Y que riendo, y cantando, y bebiendo,
Y de lujo y placeres hastiada:
Con deleytes soñando y viviendo
Os paséis a otra edad embriagada.
Mas las rápidas alas que agitas
No suspendas, por Dios, un instante
Empujad cuanto esté por delante
Dela senda de flores que habitas.
Carcajadas, y burlas resuenen
Si un mendigo su pan os pidiere:
Carcajádas y burlas retruenen
Por la estancia del hombre que muere.
No por Dios meditéis un momento
Si la tierra, la vida y lo ideal
No queréis que se os cambie violento
En sarcasmo irrisorio del mal.
Montevideo, 21 de junio de 1841.
José Mármol