DANZA
Llama
que por morir más pronto se levanta
flotas entre las brasas de la danza.
Y te arranca de ti,
al principiar, un salto tan esbelto
que el sitio en que bailabas
se queda sin atmósfera.
Así el pedazo negro de la noche
en que pasó un lucero.
Pero de pronto vuelves
del torbellino de las formas
a la inmovilidad que te acechaba
y ocupas,
como un vestido exacto,
el hueco
de tu propia figura.
Pareces una cosa
caída en el espejo de un recuerdo:
te bisela
el declive del tiempo.
Un minuto después, estás desnuda...
La brisa
te peina el ondulante movimiento
y a cada nueva linea
que las flautas dibujan en la música
obedece una línea de tu cuerpo.
No resonéis ahora,
címbalos, que la danza es como el sueño.
Jaime Torres Bodet