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PARA LA SANTA IGLESIA MAGISTRAL DE SAN JUSTO, Y PASTOR DE ALCALÁ DE HENARES, QUE SE CANTARON EN LOS MAITINES DE NAVIDAD DEL AÑO DE 1677
            VILLANCICO

PARA LA CALENDA

            Estribillo

Ah del mundo
ah de la hermosa faz de la naturaleza
cuidado porque el diciembre
por usurpar tu imperio se rebela.

Irrita a los elementos,
y en alianza sangrienta,
siendo entre sí contrarios
Solo por vuestro mal se confederan.

Arma, arma, guerra, guerra,
que altivos la batalla te presentan.
¿Qué intenta el agua?
Escalar las esferas con montes de escarcha,
Arma, arma.
¿El fuego qué intenta?
Que a volcanes forjen arcos y flechas.
Guerra, guerra.
¿Qué al aire le inflama?
Saquear a los valles la pompa y la gala.
Arma, arma.
¿Qué quiere la Tierra?
Cercar con espinas inculta la selva:
Arma, arma, guerra, guerra.
Mas oíd, escuchad, Paz, paz, paz:
Cesen los recelos,
que con dulces alegrías,
de alternadas armonías,
que con luz elocuente pregonan los cielos:
Que el Supremo General,
desde su corte divina,
en tu socorro se inclina a bajar.
Y hoy, que la paz introduce,
su plaza de armas reduce
a un desarmado portal.
Paz, paz, paz,
Y para vencer, y para triunfar,
a suspiros al aire suspende.
En sus ojos el fuego se enciende,
y en sus labios el prado mejora,
purpúrea beldad,
y en su llanto a los golfos anuncia
la tranquilidad:
Paz, paz, paz.

            Endechas endecasílabas

¡Candor de la Luz Eterna,
baje ya tu amante incendio
porque en pavesas consuma
las armas y el escudo de mis yerros!

El Fuego pronostique,
que de amor al empeño,
hacerse lenguas sabe,
en medio del silencio,
sujetando a tu Imperio,
el Aire, la Tierra, el Agua y el Fuego.

Lluevan las nubes al Justo
y a las caricias del Alba,
apresure el cumplimiento,
pues que diste, de dárnosle, Palabra.

Las herizadas olas
no inquiten más la playa;
siendo contra su orgullo,
tu precepto, muralla:
sirviendo a tu alabanza,
el Fuego, la Tierra, el Aire y el Agua.

Conceda a la Tierra el fruto,
que tantos suspiros cuesta,
y en una noche restaure
de prolija esperanza las tarcas;
aparezcan las rosas,
y las espinas sean
laureles reservados,
para mayor fineza:
rindiéndole obediencias
el AIre, el Agua, el Fuego y la TIerra.

Con apacibles marcas
sobre el Céfiro suave,
porque en halagos despique
del desdeñoso viento sequedades.

Y a la fragancia informa,
que llegas agradable,
pues el buen Aire viene
quien tan florido nace:
celebrando la paces,
el Fuego, la Tierra, el Agua y el Aire.

autógrafo

Manuel de León Marchante


Manuel de León Marchante

facsímil Facsímil 1733
enlace Sor Juana Inés de la Cruz - Por celebrar del Infante

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