CANCIÓN PLASTIFICADA
Ni siquiera una leve agitación, tampoco
la extrañeza del último latido.
Yo lo estaba mirando.
No cayó de su rostro
miedo, pudor, una palabra seca
que le avivase el fuego de la muerte.
Sólo clavó los ojos
en la ciudad de luz acristalada,
turbia, como piel de mendigo,
y se adentró por una
respiración más dulce, más secreta.
Pareció que soñaba alguna voz.
Eran preguntas de la policía.
Yo lo estaba mirando.
Hay noches tan oscuras como el plástico
con el que lo taparon de repente.
Luis García Montero