A LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y CHILE
1866
Tus naves a deshora
¿Por qué arrojas al mar? con ira ardiente
¿A dó inclinan la prora?
¿Qué amenaza tu gente?
¿Por qué, España caminas a Occidente?
¿Por qué de campeones,
Chile, al combate apercibidos llena,
Ondea tus pendones
Y no la rabia enfrena
Tu altiva escuadra, y el cañón resuena?
¡Oh, vedlas! ¡Españolas
Naciones ambas, ambas fratricidas!
Muy más que por las olas,
Por odios divididas...
¡Ora en el lazo del furor ceñidas!
¡Dueño de la victoria,
Señora de los pueblos, si altura
Trepaste de la gloria,
Para hundirte en la oscura
Sima de tu aflicción y desventura!
A tu enemiga suerte
Harto no fue que su poder perdieran
Tus hijos; que la muerte
En tu seno se dieran...
¡Manda que salgan y en el mar se hieran!
Por invisible mano
Cuentan que conducido en su camino
El famoso tebano
Fue, y atinó sin tino
De sus padres a ser el asesino:
Tú así la que vencías,
España, y repoblabas las naciones.
¡Madre infeliz! ¡envías
A antípodas regiones,
Ciegas contra hijos tuyos tus legiones!
Del puerto americano
Que bombear meditas, los cimientos
Echó tu propia mano:
En pavesa a los vientos
¿Quieres por fuerza dar tus monumentos?
Y vos, no de las gentes
De la región de Arauco celebrada:
De aquellas descendientes
Que a su cerviz osada
"Pusieron duro yago por la espada",
¿Al piélago, chilenos,
Salís vibrando el rayo de la guerra?
¡Lejos salid al menos!
¡Los restos esa tierra
De vuestros padres, que olvidáis, encierra!
¡El grito y los aceros
Osáis mover hermanos contra hermanos!
¡Qué! ¿no miráis al veros?
¿No os conocéis, insanos?
¿No el hierro vil se os cae de las manos?
Oíd que al viento hiere
Aquende igual y allende la trompeta:
Lamentos de quien muere,
Clamores de quien reta,
Suenan en uno, y cantos de poeta.
No tuyo entero clames
El lauro antiguo que en tus sienes brilla,
¡España! Y tú no infames,
América, a Castilla;
¡¡Que ese insulto dos veces te mancilla!!
Vencedor o vencido,
Tú eres ibero, y tú: lleváis iguales
Habla, sangre, apellido;
Fe y rencor, gloria y males,
¡Oh en mutuo daño a un tiempo criminales!
¡Ah! si adestrar su vuelo
Mi voz entre relámpagos pudiera,
¡Cómo el funesto velo
Rasgara, y la ira fiera
En voluntad acorde convirtiera!
O si cenizas frías
Mi clamor animase, ¡cuál se alzaran
Tus héroes de otros días,
Oh madre! ¡arrebataran
tus aceros, y al mar los arrojaran!
En mi impotente anhelo,
Americano pues la luz del día
Vi en el indo, almo suelo;
Español, porque es mía
La patria de mis padres e hidalguía,
Vuelvo airados los ojos
Del choque rudo y la maldita saña;
De muertes, de despojos;
De la propia y la extraña
Sangre que tiñe el mar: ¡toda es de España!
Miguel Antonio Caro