MUERTE ES BELDAD
MANERA DE UNA PSIQUE SIN CUERPO
Manera de la inespacialidad de lo solo psíquico.
Manera de la identificación entre psiques meras y de la identidad para sí cada una.
Manera de la comunicación directa entre psiques meras con identificación por cada una de los «estados» en ella promovidos
directamente por la otra, como distintamente reconocibles y no pertenecientes a la corriente mental propia.
Pero estos estados psíquicos «otros», visitantes de nuestra fluencia psíquica propia aunque reconocidos como ajenos y
susceptibles de ser excluidos por nuestra eficiencia (por no llamarla «energía») psíquica, pueden ser prohijados por nosotros y
sustituir y desviar, a veces para consuelo o vencer resistencia para mal, la temática psicológica de ese momento de nuestra
fluencia asociativa propia. Si aclaramos, lo que no me es dable ahora —y quizá nunca en mi forma actual psico-física—, estos
hondos problemas de la Posibilidad Psíquica Pura, conoceríamos que los Cuerpos no son más que
intermediarios, no poseedores, de un Psíquismo Universal siempre existente, lo único que siente, con toda simultaneidad, aun la
simultaneidad del Principio con el Fin, del Deseo con su Satisfacción; conoceríamos también que la sucesividad no es forzosa al ser y que la única realidad o ser es el Psiquismo.
Mantente en el Misterio, lector. Para la Psique no hay el «en», no está en un Cuerpo. Y en un cuerpo pueden manifestarse y recibir
estímulos dos Psiques tan extrañas una a otra como las que se manifiestan mediante dos cuerpos. La llamada «doble
personalidad» es mera verbalidad, mala denominación.
Doble personalidad es una abstrusidad, un inconcebible; pero el hecho de dos personalidades es auténtico.
Y esta experiencia es suficiente para iluminar la no-dependencia: la transpresencia de la Psique en los Cuerpos. Otra ilustración es la falacia de las localizaciones en el cuerpo de los estados
psíquicos: no nos duele la mano sino en el cerebro, y tampoco en el cerebro sino en un antes y un después de tal o cual otro
estado psíquico; el estado sentido se sitúa temporalmente entre estados psíquicos.
Macedonio Fernández