EL COLIBRÍ
Con ágil vuelo el colibrí desciende
a un granado que sangra bajo el día,
y en pos de la recóndita ambrosía
en la más roja flor el pico prende.
Como una joya que animara un duende
con soplo de invisible hechicería
reluce ante la flor y la desprende
y con ella en el aire se extasía.
Alzala ufano sobre el pico y luego
en los vaivenes de gracioso juego
se queda en plena luz como abstraído.
Y en la mañana fúlgida de oro
me parece, irisándose, un sonoro
rayo de sol que hubiese florecido.
Miguel Rasch Isla