A UNA ONDA
Onda del mar, padezco tu inquietud: a tu modo
vibro, sollozo, canto, me agito sin cesar;
como tú no hallo nunca concreción ni acomodo,
como tú sufro el signo turbulento del mar.
Caprichosos, volubles, inconformes con todo,
cambiamos, sin que cambie nuestra vida al cambiar;
¿dónde estará la playa, dónde estará
el recodo
tranquilo en que podamos sin morir reposar?
La lumbre te embellece con un prisma risueño,
cual embellecen mi alma la ilusión y el ensueño,
mas tu prisma y mi sueño son mentira no más.
Quién sospecha tus rumbos? Quién mis dudas resuelve?
Tú eres lo que en la orilla dice adiós y no vuelve...
yo lo que al despedirse no ha de volver jamás.
Miguel Rasch Isla