EL RETRATO DE LA AMADA
I
Ella es así: la frente marfileña,
a sol bruñidos los cabellos de oro,
y dichoso compendio del sonoro
brazo de un arpa la nariz risueña.
Su perfil reproduce el de fileña
concha de mar en que durmió un tesoro,
y los hombros, de helénico decoro,
son dignos de un reposo de cigüeña.
Es tan blanca, que a veces se confunde
su cuerpo con la luz. En lo que mira
una instantánea castidad infunde;
A su lado inocencia se respira,
y en conjunto feliz ella refunde
nieve, perla, ave, flor, ángel y lira.
Miguel Rasch Isla