XII
CUERPO
Es tu cuerpo el remanso en que se estancan
las luces de los siglos, y en que posan
—¡eternidad!—las fugitivas horas.
Tu corazón, clepsidra de la vida,
dando su sangre se paró, y hoy cuenta
la eternidad, que es del amor el rato.
El tiempo vuelve sobre Ti en tu seno,
el ayer y el mañana en uno cuájanse,
y el principio y el fin fúndense en uno.
Tu cuerpo, la corona del tejido
regio del Universo, es su modelo;
coto de inmensidad, donde los hombres
la tímida esperanza cobijamos
de no morir del todo. Eres el tronco
del humano linaje; eres la cepa
de que sarmientos son sobre la tierra
los pueblos que trabajan y combaten
sin saberlo buscándote. ¡Tú, el Hombre,
del Universo rey! Bajo del manto
blanco, desnudo y regio, de tus carnes
el armazón de tu osamenta vemos,
del mundo fábrica; de lo creado,
sustento y molde y proporción. ¡La muerte
tus huesos no desvencijó; sillares Juan XIX, 33-36.
de la torre, cimiento en que se apoya
la morada de Dios, la Creación!
¿No es tu esqueleto el rojo ese encendido
vasto rosario de constelaciones?
Miguel de Unamuno