XIX
HOMBROS
Tus hombros cual alcores soleados Lucas XV, 5.
donde a la sombra de tu cabellera
—follaje perfumado—y al socaire
sestean las ovejas del rebaño
de tu Padre; blancos cerros redondos
para tenderse a apacentar la vista
con la visión del valle de tu pecho
de infinitud viviente coronado,
y a dormir a la sombra del Espíritu
creándonos el alma agusanada;
¡médanos que del mar caliginoso
donde al alma se ahoga, que es tu Padre,
la espuma susurrante nos orillan
en que asidos de Ti, poder flotar!
Miguel de Unamuno