MADRIGAL DE LA ESTEPA
El viento hacía locuras de borracho
con tu pelo.
Temblaba, no se atrevía y luego feroz lo alzaba.
Se metía ciegamente,
se revolcaba en el oro,
se posaba,
se rendía en la cuenca de las ondas
y no cantaba, sino rezaba
la oración beoda
de los que se pierden incorregiblemente por algo en el mundo.
José Moreno Villa