Ser solo, suelto, amo de todo y de nada
—porque todo se toma y se deja si es libre—,
ser solo es ser lo más y lo menos del mundo.
El papel en que escribo,
o el lienzo donde armonizo colores,
son como cigarrillos de opio
que consumo para consumirme.
Sin otro fin.
No busco afirmar mi existencia.
Más bien persigo lo contrario.
Aquella mujer última que quise,
arrebató mi cuerpo.
Después de aquel combate,
vivo en las cosas sin notarme figura.
¿Qué destino dará estas manos, que sostuvieron
la bengala de la felicidad?
José Moreno Villa