VIAJEROS
A Eugenio Montejo
Aquella historia, Eugenio, que me contaste
en el aeropuerto de Barajas,
de vez en cuando viene, milagrosa,
y me acompaña.
Entre aviones que ruedan, entre gentes
a las que crecen alas,
sin oír el llamado que hacen los altavoces,
camina una muchacha.
Detrás de ella vas tú en tus treinta años,
detrás de ti, pausadas, las palabras,
detrás de tus palabras la “saudade”,
y en fin, mi encantamiento y tu callado
rememorar.
Y el tiempo
que ha venido de golpe hasta tus sienes
y que ahora señala, banalmente,
que es hora de despedirnos ya.
Nos devora Barajas, boa lenta, ondulante.
Tú a tu ciudad de soles, yo a mi país de nieblas.
En mi valija
la joya de tu historia,
que hoy brilla en la memoria mientras se desvanecen
Barajas, la mañana y el gesto de tu mano
que dice adiós al borde del poema.
Piedad Bonnett