TU ROSTRO
Cada uno de mis pasos,
cada gota de mis ojos,
cada pulso de mi dueño,
me acercan a tu rostro.
Habita los lugares
que visito cuando sueño,
permanece en los rincones
invisibles para el tiempo.
Lo acompañan tu sonrisa,
y tu última mirada,
y tus labios pronunciando
esas dulces palabras.
Que una vez me regalaste,
y las guardo para siempre,
a mi cofre de ilusiones
ahora pertenecen.
Y si comienzo a olvidarte,
y no recuerdo tu voz,
y el tiempo te busca
donde nunca buscó.
Y mis pasos no oigo,
y se secan mis ojos,
y este pulso incansable
cesa de pronto.
Y junto a la llave,
las ilusiones se pierden;
no se esfuma tu rostro,
es mi alma que muere.
Alejandro Laurenza