SONETO III
Piruetas, el payaso trapecista
Estirados los ojos con crayón,
maquillado su rostro de ilusiones,
un gran bonete gris y mil canciones
y una sonrisa grande de cartón.
El payaso improvisa su función
entre gritos, aplausos y ovaciones
y en una de esas tantas ocasiones
resbala del columpio sin perdón.
Su nariz colorada, ¡ensangrentada!
y de arlequín un traje suspendido.
La sonrisa del público apagada.
El payaso Piruetas que atrevido
osó dejar al circo en su volada,
puso en escena su acto más reñido.
Alí Al Haded