EL ROSAL
En un costado del jardín
que tenía olvidado
Cerca de un aloe brotado de aloítos
Tengo un rosal grande,
Viejo y de ramas gruesas
se hizo el distraído con la vida
A falta de agua y de cariño
se dejó estar, para no morir.
Se arrimó a unos pastos verdes
que le sirvieron de refugio
y así soportando vientos y soledad,
comiendo lo que el aire trae.
Sobrevivió a mi locura
a mi sórdida manera de no estar.
Hasta el día en que llegabas
varios días antes, semanas...
Siempre meditando más que haciendo
me acerqué a ti.
Corté lo que no vivía
arrimé agua y tierra
Cariño y esperanza fueron mis modos
de decirte: aquí estoy
no pido disculpas ni tengo siquiera
la sospecha de que me respondas
Entonces mientras llegabas
y te instalabas en mi corazón
El rosal cambió de color
de marrón a verde berenjena.
Pero esperó a que te fueras
para regalarme tres rosas...
No solo una, de un rojo fuerte
violento, como la pasión misma.
Andrés Sergio Chosed