LA PINOCHA
No todo arde de igual forma,
Ni todo muere del mismo modo.
La mala hierba se quema cobarde y rápida
Como huyendo de la vida.
La pinocha, en cambio,
Soberbia y flaca,
No se deja quemar de un principio,
Ni aun estando reseca.
Pero el fuego era mucho,
Y a base de insistir, quemó todo.
El viento ayudó a empobrecernos
Alborotando las llamas y sus restos.
La lagartija, con la lección bien sabida,
Se metió en su cueva a resistir.
Pero cuando la piedra arde
La carne arde con ella.
El caracol ni lo intentó.
Las plantas de colores tan solo
se apagaron, el agua,
hasta el agua se quemó.
Y a los pies del rosal
un montoncito de pétalos negros
las ramas berenjenas
de nuevo marrón,
y en donde las tres rosas estaban,
tres muñones cerrados,
como no queriendo mostrar su herida,
lloran en silencio su rabia,
quejándose a sus autores,
a los tristes enemigos de mi tierra,
a esos tres pobres asesinos
silencio, ignorancia y cobardía.
Andrés Sergio Chosed