DEL AZUL BREVE
El cobalto ha curvado el cielo del instante
en que mis dedos surcan tu cara.
No hay nada si añoro ahora;
ama tu distancia —río—,
pero encierra en mí el anhelo.
Dejemos sin voz a la nostalgia;
me basta con arrebatar al miedo
el derecho a llenarme de nada
y vaciarme de todo
y rasgarme de canas
y guardarme en su celo, ¡acabe ya su estancia!:
que huya esta noche en silencio. Helado. Furtivo.
¿Y qué me queda? que
El cobalto curvó el cielo. Que
Mi instante mora en tu cara. Que
Tu cara duerme en mis dedos.
Andrés Vallejo Piñas