DIECINUEVE PARA TUS CADENCIAS
Como la brisa que me despertó
de esa profunda pesadilla
a la que invierno llaman,
a sí llegaste, que alivio,
pero no solo eso, descubrí
esa brisa, que tras de sí
dejaba un reguero de belleza
y de amor, y de pureza
y no quise perderme ese dulzor
que solo yo vi o noté
que desprendías por tus poros,
ninfa de febrero, haz de mi
una continua primavera
que al verte, la flor de tu boca,
me sonría como sonríen las flores
cuando el astro aparece entre aristas.
Haz de mis manos, los salvavidas,
a los que aferrarte, haz de mi ser
el ser con el que todo sea felicidad.
Felipe Evaristo Gómez Pescador