MALA HIEDRA
Los silencios invaden
poco a poco,
calladamente,
cada rincón de mi ser.
Es como la hiedra
que nace a los pies
de una árbol cansado
alimentándose de él.
La hiedra avanza,
sin pausa,
por el tronco,
enredándose más y más.
Silencios, que con silencio,
se apoderan de mis momentos,
de mis sentimientos,
llegando a oprimir mi corazón.
Soledad no buscada,
no deseada,
que ahoga mi alma
y en silencio me quita
la alegría por la vida.
Isabel Miralles