A FRANCISCO MATOS PAOLI EN LA PRISIÓN
Te fuiste tú también tras las murallas.
Te ataba fuerte un henequén de olvido.
Te fuiste sonrojando la existencia.
Nadie lloró tu encarcelado VIDRIO.
Una llama de llanto te latía.
Te balaba en la SANGRE UN OJO HERIDO.
UNA SAJADA LENGUA DE SILENCIO
golpeando las paredes del martirio.
Te nombras corazón, hermano ausente.
Patria de paz , el maternal ladrillo.
Tu cabeza de reja y de fatiga
calada ya en la PIEDRA del espíritu.
José Emilio González